SEAMOS CREATIVOS AL MOSTRAR EL AMOR DE DIOS
La realidad de miles de argentinos que viven en la marginalidad y excluidos de toda dignidad, nos golpea de una manera feroz. Las escenas son comunes en toda América Latina, y una de las preguntas que más se reitera es: “¿Y ustedes qué hacen?”
Desde siempre la tarea social de la Iglesia Evangélica argentina ha sido encomiable. Pioneros los salvacionistas, entre otros, en cada asentamiento precario, villa, en los hogares de niños, ancianos, etc.
En nuestros templos no solo se predica el evangelio de salvación en Jesucristo, sino que se da respuesta concreta en miles de ayudas anónimas a las diversas necesidades de la gente. Podemos agregar cómo se llega a los lugares de detención con todo tipo de ayuda para los internos, y mencionar hospitales, orfanatos y otros lugares de atención.
Queda mucho por hacer. Es cierto y nos compromete el clamor de los niños de la calle, los ancianos abandonados, las madres solteras, cada vez más jóvenes, y tantos otros.
En muchas congregaciones se ha adoptado una modalidad que nos permite hacer mucho de manera silenciosa y sistemática: el trabajo celular, donde cada grupo pequeño tiene, además de llevar el Evangelio, la carga de constituirse en un centro de asistencia socialen el lugar donde está. Son miles los hogares en los que se realiza esta tarea y permite a la Iglesia estar presente, cerca de las necesidades espirituales y de otra índole, de las personas que atiende.
¿Qué podemos concluir ante tanta necesidad?
No bajemos los brazos y sumemos las fuerzas como un objetivo para alcanzar mayores logros. Nuestro Dios es todopoderoso, y extender nuestra mano al necesitado es una de las maneras de agradarlo.