¡¡ENSÉÑANOS A ORAR!!
domingo 6 noviembre 2016

¡¡ENSÉÑANOS A ORAR!!

El Señor Jesús era una persona de constante oración y, creo que ver Su ejemplo de vida dedicaba a la oración hizo que los discípulos pensasen “nosotros también tenemos que aprender a orar como Él”.

Dice Marcos capítulo 1 que el Señor estaba teniendo un tremendo avivamiento; todos los endemoniados fueron liberados esa noche, con la Palabra echó fuera los demonios para que se cumpliese lo dicho por el profeta y sanó a todos los enfermos como profetizó Isaías (53:4a): “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores”.  A la mañana siguiente todos buscan a Jesús. ¿Dónde está? La Palabra de Dios nos dice en Marcos 1:35 que, “muy de mañana, siendo aún muy oscuro,  (vaya a saber la hora que era) salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”. Bien podría haber dicho Jesús: -Con el éxito que tuve ayer no necesito orar; con la victoria que Dios me dio en Galilea y en Capernaún para qué más. No. Él vivía una vida de oración. De hecho, antes de este relato (dice Lucas 5) la gente se agolpaba, muchos venían para escucharlo, muchos venían para aprender de Él y para ser sanados. Lucas 5:15a dice: “Pero su fama se extendía más y más” y, Él se retiraba a los lugares solitarios a orar.

Uno diría: ¡Ya está, ya lo logré!, la gente me sigue; me escuchan, son tocados por Dios, no necesito vivir una vida de oración. Sin embargo, Jesús nos dio otro ejemplo. Cuánto más aumentaba Su fama, cuánto más eran Sus seguidores, cuánto más “Likes” tenía, más se dedicaba a buscar la Presencia del Padre. Vienen todos, se sientan, Dios hace milagros en ese lugar porque el poder de Dios estaba ahí para sanar; pero, aunque tenía éxito, todo lo basaba en la oración; de hecho, les dijo a Sus discípulos: ‘no hago nada que no vea al Padre hacer’ (Juan 5:19); era muy sensible a la guía del Espíritu Santo.

Volviendo a Marcos 1 dice la Palabra que fueron a buscarlo para decirle que lo estaban buscando para que ocurra otro avivamiento y, Él habiendo recibido las instrucciones específicas de parte de Dios, les dice (con mis palabras): Muchachos, sé que quieren que volvamos al éxito que tuvimos ayer, pero mi Padre ya me mostró lo que tenemos que hacer hoy y a dónde, a qué aldeas tenemos que ir a predicar la Palabra de Dios porque para esto he venido.

Como que se empezó a marcar un patrón: baja a ser bautizado, desciende el Espíritu Santo sobre Él, va  a orar a solas y es guiado por el Espíritu al desierto inmediatamente después.

Su comunión con Dios era constante. Esa oración del Señor Jesús lo llevaba de victoria en victoria, de triunfo en triunfo; de manifestación del poder de Dios a mayor manifestación del poder de Dios. Cuando los discípulos prestan atención descubren que la clave del ministerio de Jesús era ese tiempo de oración. (Lucas 6:12) Antes de elegir a los discípulos pasó toda una noche orando, buscando la guía de Dios para ver quiénes serían Sus doce. Y cuando ven que ese patrón se repite le piden a Jesús: “-Señor, enséñanos a orar”.

Lucas 11:1 en adelante dice “Aconteció que Jesús estaba orando en un lugar  (otra vez) y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: -Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”. La oración que el Señor les enseña contestando la petición de este discípulo  después que todos lo ven y lo escuchan orar está en Mateo capítulo 6, y seguramente la sabes de memoria. Sí, si lees el texto te va a dar cuenta que alguna vez la memorizaste. Lucas 11:2-4: “Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. Así termina en Lucas, pero Mateo en su Evangelio capítulo 6 concluye esta plegaria afirmando: “porque tuyo es el Reino, (tuyo es) el poder y (tuya es) la gloria, por todos los siglos. Amén”.


Sé que esa oración todos la sabemos. Pero tenemos que entender que cuando se seguía a un rabino (a un maestro) en la antigüedad, uno aceptaba seguir sus enseñanzas. Cada uno de los maestros de la Palabra de aquél entonces le enseñaba a sus discípulos cómo relacionarse con Dios, por eso es que este discípulo le dice: así como Juan el Bautista enseñó a sus discípulos, Señor, enséñanos a nosotros a hablar con nuestro Padre.

Entendemos que cada una de estas partes de la oración de Jesús es como un mapa con demarcaciones por las que podemos ir orando, punto por punto, por todos los aspectos de la vida; una oración totalmente completa. Fíjate que Pablo dice en 1 Timoteo 2:1 que presentemos “rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias”, diferentes clases de oración.  En esta “oración modelo” que Jesús nos dejó hacemos todo eso: rogativas, oraciones, peticiones y tiempo de acción de gracias tanto al comienzo cuando santificamos el nombre del Señor como cuando declaramos “porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén”.

En Getsemaní (Mateo 26:40b) Jesús les dijo a Sus discípulos: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?”. Si sigues la guía de oración del Padrenuestro sé que una hora no te va a ser suficiente. De hecho, va a volar el tiempo y no vas a poder terminar de orar por todo lo que el Señor nos pide que oremos a través de este modelo.

Tiene que estar el deseo de orar en tu espíritu y, eso es lo que quiero pedirle al Señor en esta oración. Que Dios te dé ese anhelo ferviente de estar en comunión con Dios sabiendo que “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16). Se habían quedado dormidos los discípulos y, Jesús les dice: “el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”(Mateo 26:41b).

Vuelve y los encuentra dormidos otra vez y cuando vuelve la tercera vez y seguían dormidos les dice: Duerman ya, descansen, ahí viene el que me va a entregar, o sea, se perdieron la oportunidad de estar en comunión con Dios y de acompañarlo en su desolación y crisis. Yo no quiero que te pierdas la oportunidad sino que le puedas decir en el día de hoy: “Señor, quiero que despiertes mi espíritu, quiero que me des esa pasión y ese fervor de estar en Tu presencia. Señor, que me des la sabiduría de lo Alto para poder orar como conviene guiado por Tu Espíritu Santo. Que al orar pueda estremecer los cielos, estremecer la Tierra, cambiar la atmósfera del lugar dónde estoy viviendo y ver Tu mano extendida haciendo milagros y prodigios. En el Nombre de Jesús”.

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