LÍDERES SANTOS
domingo 2 diciembre 2018

LÍDERES SANTOS

En el año 2000 durante un congreso internacional conocí al hermano Pablo Finkenbinder, cuyo programa de TV “Un mensaje a la conciencia” había visto durante años. Al finalizar un taller en el que él disertaba, con la admiración y el respeto que tenía por su trabajo, me acerqué a saludarlo y, con mi cámara encendida, le pedí grabar unas palabras. Sin dudarlo, mirándome fijamente me dijo “Se puede ser santo”. Este hombre de Dios insistía con vehemencia en este breve pero apelativo mensaje de que se puede ser santo. Más tarde comprendí, al escuchar su testimonio personal de restauración matrimonial, cómo un ministro del evangelio puede descuidar la intimidad de su casa, llegando a límites de degradación inimaginados; también cuán importante fue para ellos permitirse enfrentar esas miserias y sanar esas heridas delante de Dios para luego ser utilizados poderosamente en todo el mundo predicando el Evangelio de Jesucristo. Pero, ¿qué implica ser santos?

LA SANTIDAD IMPLICA LIMPIARNOS DE COSAS MALAS

El apóstol Pablo le escribió a su hijo espiritual Timoteo invitándolo a limpiarse de esas cosas que alejan a Dios de la vida. La santidad sólo se alcanza en la presencia de Dios. Moisés había transitado, en busca de pastos para el ganado, por los mismos senderos arenosos y estériles del desierto de Madián durante 40 años. Un día ese lugar cambió: una zarza comenzó a arder sin consumirse; al acercarse una voz le ordenó quitarse el calzado de los pies porque el lugar que pisaba era santo. Más tarde recibiría la encomienda que le daría trascendencia a su vida y libertad a todo un pueblo esclavizado en Egipto. ¿Qué cambió ese lugar pata transformarlo de un camino arenoso y sin vida en una fuente de vida y santidad? La presencia de Dios hace el milagro, nos comparte de su santidad y provoca el extraordinario milagro de la transformación del ser. No se trata de ascetismo, solo su presencia trae santidad.

LA SANTIDAD IMPLICA ENTREGAR LA HONRA AL SEÑOS RECONOCIÉNDONOS ÚNICAMENTE INSTRUMENTOS DE ÉL

No es posible avanzar en el servicio al Señor arrastrando pecados ocultos. Jesús perdona todos nuestros pecados al morir en la Cruz, reconciliándonos con el Padre, pero ahora hay una decisión personal de limpiarnos de esas cosas que nos distrancian de Él. Para esta transformación es necesario permanecer en perdecta comunión con los hermanos, resistir la idea del aislamiento. En 1 Juan 1:7 se nos dice que si vivimos en la luz (el ambiente donde Dios habita), tenemos comunión unos con los otros y la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado, en un presente continuo de limpieza y transformación. De esta manera, podemos llegar a transformarnos en instrumentos útiles en las manos del Señor.

LA SANTIDAD IMPLICA CONSAGRACIÓN A TODA BUENA OBRA

El sueño de ser usados por Dios está al alcance de todos, el llamado a servirle no está restringido a una elite inalcanzable. El Señor viene a buscar un pueblo de reyes y sacerdotes para Él. El desafío de ser santos es para todos los llamados, no como una meta inalcanzable sino como una realidad que es posible vivir.

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