LA TENTACIÓN
miércoles 27 junio 2018

LA TENTACIÓN

“Cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios, porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios. Al contrario, cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos”. Santiago 1:13-14 RVC

Por muchos años, la Iglesia fue instruida por la versión Reina Valera 1960, donde las Escrituras expresan: “y no nos metas en tentación”. Sin embargo, Santiago 1:13-14 declara: “Cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios, porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios”. ¿Hay aquí una contradicción? De ninguna manera. Las nuevas traducciones, que se ajustan más a la idea de los originales en griego, manifiestan: “y no nos dejes caer en tentación”(NVI) y “no permitas que cedamos ante la tentación” (NTV). La Biblia de Jerusalén y la paráfrasis, por su parte, hablan de “no doblegarse o someterse a la ocasión que presentará el maligno”. De esta manera, uniendo los dos pasajes, tenemos un claro concepto sobre el enfoque del Señor con respecto a la tentación: la necesidad de una vigilancia permanente a fin de ceder terreno santo.

1.- ¿QUÉ ES LA TENTACIÓN?

Es una prueba de la obediencia hacia los principios de Dios. Satanás, el tentador, busca constantemente empujarnos al mal (Mateo 4:3), (1ª Corintios 7:5), (2ª de Corintios 11:3). El mundo, por su parte, también despliega sus atracciones, intentando alejarnos de Dios (1ª de Juan 1: 15-17). Sin embargo, la fuente más poderosa de tentación es nuestra propia carne: “cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen” (Santiago 1:14). Así, la tentación al mal, halla en la naturaleza caída del hombre, una adecuada caja de resonancia. Mediante la tentación, Adán y Eva tuvieron la facultad de elegir entre depender del Señor o actuar siguiendo una voluntad independiente y opuesta a la de Dios (Génesis 3:2). Cristo mismo se vio ante la tentación, aunque, como en el caso de Adán antes de pecar, esta fue puramente externa, pues en Él no había pecado. (Hebreos 4:15).

2.- ¿POR QUÉ NOS TIENTA EL DIABLO?

El libro de Job muestra que la relación entre Dios y el hombre no es exclusiva, aparece en escena un tercer personaje: el gran adversario. Como tentador y acusador, trata de distanciarlos entre sí. Su perverso propósito es levantar una brecha infranqueable entre Dios y el hombre. Buscará llevar al hombre a situaciones que podrían debilitar su comunión con Dios, ese es el deseo más profundo del maligno, pero si se lo resiste pacientemente, se fortalecerá la fe y el carácter.

3.- FRENTE A LA TENTACIÓN, ¿CUÁL ES LA ACCIÓN DE DIOS Y CUÁL ES LA NUESTRA?

“Así que, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer. A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla”. 1ª Corintios 10:12-13 RVC. Los hijos de Dios debemos ocuparnos de mantener nuestra vida fortalecida en el Espíritu, aplicar la autoridad espiritual que Jesús nos otorgó y estar revestidos siempre de toda la armadura espiritual. La mirada atenta de Dios estará siempre supervisando nuestras acciones y las de nuestro adversario para que no cedamos ante las tentaciones. El Señor estará acompañándonos constantemente para fortalecernos y mostrarnos la salida.

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