EL PRIMER TRADUCTOR
Casiodoro de Reina, o “Reyna” como él firmaba y C.de Valera le nombró, es uno de los grandes desconocidos del siglo XVI español, a pesar de que su talla intelectual y su contribución al pensamiento moderno está a la altura de otros personajes de su época (Calvino, Zwinglio o Lutero). Perseguido por la Inquisición, por las autoridades españolas y por algunos calvinistas ultra-ortodoxos, es uno de los mayores exponentes del intento de implantar la reforma en España. Supo ser tolerante en una sociedad intolerante y dogmática. Su mayor aportación fue la primera traducción de la Biblia al castellano, leída hoy día por millones de personas en todo el mundo
La versión Reina-Valera de la Biblia, es quizá una de las producciones más leídas de la historia.Tal la magnitud de la trascendencia de ésta, que hasta los autores han quedado eclipsados por su obra.
Uno de ellos, Casiodoro de Reina Religioso español nacido en Sevilla y murió hacia 1582.
Profesó en la Orden de San Jerónimo y la abandonó más tarde para poder difundir la Palabra de Dios sin impedimentos. Publicó en 1569 la primera traducción castellana de la Biblia, versión que sirvió de base a la de Cipriano de Valera. Publicó también el Comentario del Evangelio de Mateo en 1573, Apología de la Concordia de Wittemberg en 1580 y sus Cartas.
Fue monje jerónimo de San Isidro, de donde salió al mismo tiempo que Cipriano de Valera y que Antonio del Corro (autor de la Epístola al Rey de España). Fue recibido amablemente en Inglaterra y tuvo la alegría de recobrar allí a sus parientes más allegados que pudieron escapar de la Inquisición española. En Londres presidió durante un tiempo la congregación de los fugitivos.
Habiendo abandonado Inglaterra pasó a Estrasburgo, donde trabajó firmemente para terminar la traducción de la Biblia iniciada por Juan Pérez de (la) Pineda, que a su vez aprovechó los trabajos de traducción al español de la Biblia, iniciados por Francisco de Enzinas y por Juan de Valdés, trabajo el de Pérez, que aún el erudito Menéndez y Pelayo reconoció como: “el mejor en la lengua castellana” y para cuya impresión había dejado un legado.
Casiodoro se trasladó a Basilea, Suiza, donde en el año de 1569, publicó la tan esperada traducción de toda la Biblia al español. Esta edición recibió el nombre de la “Biblia del Oso” porque aparecía en la portada una marca de imprenta, con la imagen de un oso intentando alcanzar un panal de miel. Los líderes cristianos y el Consejo Municipal de Basilea habían apoyado su obra con todas sus fuerzas, y como muestra de gratitud, Casiodoro dedicó un ejemplar a la Biblioteca de la Universidad de Basilea. Se tiraron de esta primera edición 2,600 ejemplares, pero a pesar de los obstáculos que había para su venta, en 1596 ya se habían agotado totalmente.
Habiendo concluido su gran obra en Basilea, salió Casiodoro de esta ciudad y se dirigió a Francfort, Alemania, ciudad donde tuvo buena acogida, e incluso se le hizo ciudadano de honor. Desde allí fue a Amberes, Bélgica, para encabezar en 1579 la congregación de los franceses que se habían adherido a la Confesión de Augsburgo, iglesia que reorganizó y en la que desplegó una gran actividad.
Cuando Amberes cayó en manos de Alejandro Farnesio (español opositor de los emancipados de Roma) en agosto de 1585, dejó esta ciudad y volvió a Francfort, donde su figura fue muy respetada entre los cristianos que habían emigrado a Holanda, sosteniéndose por su propio trabajo con un comercio de sedas que estableció.
Algún tiempo después, teniendo más de setenta años, fue elegido pastor auxiliar en la iglesia de Francfort en 1593. Todavía ocho meses pudo ejercer su ministerio, hasta que durmió en el Señor el 15 de marzo de 1594. Su hijo Marcos fue, dos años más tarde, elegido sucesor de su padre. Fue hasta 1601 que apareció impresa una obra que Casiodoro de Reina había escrito en Londres durante 1559: la “Confessión de Fe christiana, hecha por ciertos fieles españoles, los cuales, huyendo los abusos de la Iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición d’España, dexaron su patria, para ser recibidos de la Iglesia de los fieles, por hermanos en Christo” (Cassel, 1601).
La Biblia de Reina no fue la primera versión completa de las Sagradas Escrituras en español. Existía la versión de Alfonso el Sabio de 1260, pero ésta tenía ya entonces un valor meramente histórico. Los judíos de Ferrara habían editado todo el Antiguo Testamento en castellano en 1553, pero esa era una versión de difícil lenguaje, por ser demasiado literal. El Nuevo Testamento ya había sido vertido al español por Enzinas y por Pérez de (la) Pineda con anterioridad a que lo hiciera Reina.Aparte del texto original y las versiones latinas, al hacer su traducción Casiodoro de Reina tuvo a la vista los trabajos anteriores de Valdés (por ejemplo, sus Salmos en español), de Enzinas, y de Pérez de (la) Pineda, así como la Biblia de Ferrara.
La versión de Reina es hasta hoy la más usada por los cristianos de habla hispana, con las ligeras correcciones que hizo en ella Cipriano de Valera. Ha sido durante siglos la única traducción en español asequible, y fue reconocida aún por los Romanos, como superior a las dos versiones suyas, la versión de Scío (1793), y la editada por Torres Amat (1825, traducción de José Miguel Petisco), ambas más tardías y únicas hasta tiempos muy recientes.